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viernes, 9 de mayo de 2014

Electricidad comunitaria se enciende en España


                          Fachada fotovoltaica de uno de los edificios del Museo de la Ciencia y de la Técnica de Cataluña. Crédito: Chixoy CC BY-SA 3.0
Fachada fotovoltaica de uno de los edificios del Museo de la Ciencia y de la Técnica de Cataluña. 
Crédito: Chixoy CC BY-SA 3.0
MÁLAGA, España, 6 may 2014 (IPS) - Hasta hace poco era impensable que, en países 
industriales totalmente electrificados como España, pequeños grupos ciudadanos generaran 
su propia luz de fuentes limpias, desafiando el modelo energético imperante.
Ahora, cualquiera que quiera convertirse en “agente de cambio” puede ser copropietario de 
proyectos colectivos que promueven las energías renovables, como la Huerta Solar Amigos de la Tierra, una planta fotovoltaica de 20 kilovatios en el municipio sudoriental de Sisante,
impulsada por la empresa sin ánimo de lucro Ecooo y Amigos de la Tierra España.
“Tenemos que cambiar el paradigma del siglo XX, donde energía es igual a combustibles 
fósiles y el ciudadano es considerado un simple consumidor”, dijo a Tierramérica el 
responsable de Energía y Clima de Amigos de la Tierra, Héctor de Prado.
“Comprando participaciones desde 100 euros, las personas se convierten en copropietarias 
y reciben una rentabilidad”, explicó a Tierramérica el portavoz de Ecooo, José Vicente Barcia,
 que cuenta con 65 instalaciones fotovoltaicas colectivizadas colocadas sobre tejados de distintas
 comunidades españolas, rurales y urbanas.
Ecooo, que forma parte de la Plataforma por un nuevo modelo energético junto a más de 300 organizaciones, también instala y mantiene paneles fotovoltaicos para particulares y realiza 
auditorías para analizar el consumo eléctrico.
“La potencia instalada es superior a lo que se necesita, para lucro de las corporaciones 
eléctricas”, advirtió Barcia. Lo que se necesita es una cultura del ahorro, porque “el kilovatio 
más ecológico y económico es el que no se consume”, añadió.
Otra posibilidad de un usuario que quiera tomar parte en el progreso de la energía colectiva y 
renovable es cambiar su comercializadora habitual de electricidad por una de varias cooperativas
 “verdes” que operan en España, como Zencer, en la sureña región de Andalucía, Som Energia,
en la oriental Cataluña, o GoiEner y Nosa Enerxia, en la noroccidental Galicia.
“Queremos hacer partícipe al consumidor en la gestión de la energía que consume”, dijo a 
Tierramérica el arquitecto Francisco Javier Porras, fundador y presidente de Zencer, que desde
 enero de 2013 comercializa electricidad a nivel nacional procedente de fuentes renovables.
Estas cooperativas pueden adquirir electricidad en el mercado general y a los grandes 
oligopolios energéticos, pero garantizan el origen limpio de toda la energía que comercializan 
gestionando Certificados de Garantías de Origen ante los productores de fuentes renovables.
Según Porras, entre 30 y 40 por ciento de la energía que se comercializa en el mercado eléctrico
 español procede de fuentes renovables.
En su oficina de Fuengirola, en Málaga, Porras reconoce que el usuario es “muy reacio a los 
cambios en el tema energético” a pesar de que el precio de las facturas se ha disparado en 
los últimos años.
El costo de la electricidad para los socios de estas cooperativas no es mayor que el de las 
grandes corporaciones como Iberdrola, Gas Natural Fenosa, Endesa, HC y E.On, e incluso puede
ser menor, y supone una aportación limpia al consumo, enfatizan algunos de sus miembros.
Es que, con un desempleo de 25 por ciento y los costos de la electricidad que siguen subiendo,
aparece un fenómeno nuevo: la pobreza energética.
La cantidad de españoles que tienen dificultades para pagar su consumo de electricidad creció 
en dos millones entre 2010 y 2012 en este país de más de 47 millones de habitantes, según un 
estudio de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA).
En este país hay una pobreza energética media de más de 10 por ciento de las viviendas, lo que
 representa más de cuatro millones de personas, de acuerdo al estudio.
José Luis López, coordinador de esta investigación, cree que las iniciativas de gestión colectiva 
de la energía pueden tener “cierta influencia” en reducir la pobreza energética cuando logran 
abaratar el costo de las facturas de sus socios, aunque “no existe un efecto inmediato a corto 
plazo”.
Promover la energía renovable y autóctona también reduce la dependencia de los combustibles 
fósiles y, por tanto, los millones de euros de costos fijos que deben aportar las arcas del Estado,
agregó López.
Amigos de la Tierra critica que el gobierno obstaculice el progreso de las energías renovables 
en este país de gran potencial “desaprovechado”, mientras otros países de la Unión Europea 
encuentran en esas fuentes un camino para abatir las emisiones de gases que recalienta la 
atmósfera.
“Lo que está haciendo el gobierno es una desfachatez”, opinó Marc Roselló, de Som Energia, 
en referencia a las políticas del gobierno, que privilegian a las grandes empresas que usan 
combustibles fósiles.
En julio el gobierno inició una reforma energética y en diciembre aprobó la enmienda de la Ley
del Sector Eléctrico, rechazada por cientos de organizaciones de la Plataforma y catorce partidos
 de la oposición política.
Roselló dijo a Tierramérica que Som Energia trasladó a España a finales de 2010, un año 
después de la liberalización del mercado eléctrico, la experiencia de modelos europeos 
afianzados como Ecopower, de Bélgica, o Enercoop, de Francia.
“No solo comercializamos sino que también producimos mediante proyectos propios”, dijo. 
Las facturas de la cooperativa detallan a sus más de 14.000 socios el origen de la electricidad 
que distribuyen. En 2013, por ejemplo, provino de fuentes fotovoltaicas, eólicas y biogás.
También para Porras, de la andaluza Zencer, “el gran objetivo” es que la cooperativa, con 600 
socios y acreditada para distribuir en toda España, produzca con fondos propios su energía 
mediante pequeños proyectos de generación.
Si bien hace unos años no era posible la participación social en el sistema energético, ahora 
miles de personas de distinto perfil –inversores comprometidos con el ambiente, ecologistas 
y otros— se están asociando o participando en proyectos de energía limpia, como Viure de l’aireun aerogenerador de propiedad compartida en Cataluña.
“Cada kilovatio/hora verde que añades a la red eléctrica es un kilovatio/hora menos que se 
quema de combustible fósil”, destacó Héctor de Prado.

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